- Área: 43 m²
- Año: 2018
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Fotografías:José Hevia
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El local se ubica en los bajos de un edificio del barrio de Sant Pere, con catalogación urbanística protegida nivel D (Bien de Interés Documental). Durante los últimos años ha funcionado como bar, siendo diferentes los negocios que han probado suerte. La geometría interior, como en la mayoría de bajos de edificios entre medianeras del siglo XIX, tiene forma de tubo alargado, ensanchándose una vez sobrepasado el volumen que genera la escalera de vecinos, con un pequeño patio de ventilación al final.
La naturaleza del encargo es transformar el antiguo negocio de comida libanesa en una hamburguesería. Los recursos son mínimos y con la peculiaridad de que en una misma figura, la del promotor, se juntarán también la del constructor y la del operario. El local ha sido autoconstruido en un 70% de su totalidad.
Dados los condicionantes, las intervenciones que se plantean son sencillas y la distribución sufre sólo pequeñas alteraciones. Intervenciones que puedan combinar las acciones puntuales de un operario profesional con las capacidades autodidactas del promotor.
En el espacio tubular de entrada, hasta llegar a su ampliación, se dispone un largo banco corrido volado de madera contrachapada de abeto tipo spruce, sobre un muro de obra que absorbe las irregularidades del muro existente. El arco de medio punto de sillares de piedra de Montjuïc y macizado con ladrillo de medianera, se utiliza como punto de inflexión, realizando un retranqueo del banco para generar dos rincones y formar un mueble de obra que servirá para servir salsas y otros condimentos. Ante este espacio, que, a diferencia del resto, no tiene mesas ni taburetes y queda frente al volumen de la escalera de vecinos, se colocará el cubo de la basura, integrado en un panelado de DM que absorbe las irregularidades del volumen de la escalera y esconde a su vez los contadores eléctricos del local y de la finca.
La ampliación de la sala, al final, genera una zona de barras altas, de servicio y de consumo. Estas geometrías se entrelazan en planta y en alzado de manera que esconden con la mínima intervención el vestíbulo de los lavabos de la sala.
Se deja fuera de la intervención del proyecto el espacio de la cocina y el patio, así como los aseos, a los que únicamente se les realiza un vestíbulo de independencia integrado con el volumen de la barra.
El gris seda invade todo el local, uniformando todos los materiales, ya sea aquellos existentes (muros de ladrillo o mampostería, cartón-yeso, ladrillo) como aquellos nuevos revestimientos (autonivelante, panelado de corcho, revoco, panelado de DM). Se destacan zonas y elementos en color rojo, especialmente en la zona de la barra y el mobiliario, así como de otras superficies con chapa minionda micro-perforada (luminarias integradas o apliques, biombo-arco separador, cinta sobre barra) .
Finalmente, la madera contrachapada de abeto spruce aporta el toque de calidez necesario pedido por el promotor y que contrasta con la unificación general. Se diseñan los taburetes, las mesas y los apliques de pared de iluminación, estrategia que se adopta con el fin de diferenciar el local y darle una integridad material y conceptual.